viernes, 25 de diciembre de 2015

Cuento del Señor Ocre: El Investigador

Después de una pausa más o menos larga el Señor Ocre vuelve a las andadas con un cuento sobre lo que ocurrió anoche en muchas casas. Además, lo podréis leer en castellano y ¡también en inglés!

¡Feliz Solsticio de Invierno a todos!

viernes, 18 de diciembre de 2015

Cuento: Un plan perfecto

Abandonan, primero uno y luego el otro, la habitación del hotel. Avanzan con seguridad por el pasillo, con ese aire de tener todo el derecho a estar en un lugar que abre cualquier puerta que no requiera una huella dactilar o un escáner de retina. Llegan al vestíbulo donde la policía trata de controlar y cachear sin éxito a una muchedumbre que huye de la alarma antiincendios. No les resulta difícil esquivarlos y salir al exterior, donde desaparecen.
Se encontrarán con Boris en una horas, le darán la caja y cobrarán. Aún no saben que se han equivocado de objetivo ni lo mal que le sientan al Ruso los fallos tontos.

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Seguimos con los cuentos cortos. Monodosis, como el café, para no cansaros. Porque quiero que volváis :)

viernes, 11 de diciembre de 2015

Cuento: Un encargo muy peligroso

Vuelven a dejarlos debajo de sus camas, donde los encontraron, y salen corriendo. No les han quitado las mordazas ni las esposas. No hace falta. No han acabado de bajar las escaleras cuando oyen sus risas macabras, esas que no les han dejado dormir durante los dos días que los han tenido retenidos.
Debía ser un trabajo sencillo: secuestrar a un par de niños para pedir un rescate. Eso es lo que parecen cuando llegan al coche y miran hacia la ventana: niños que sonríen y saludan con la mano. Arrancan chirriando rueda y no paran hasta llegar a la frontera.
Nadie dijo nada de vampiros.

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Vale, sí, repito frase de inicio de la semana pasada y de la anterior y me siento obligado a repetir la pregunta. ¿Cuál de los tres os ha gustado más?

viernes, 4 de diciembre de 2015

Cuento: Corazones Anestesiados

Vuelven a dejarlos debajo de sus camas, metidos en cajas irrompibles selladas con desidia y desdén camufladas entre recuerdos sucios y olvidables. Los han sacado un momento, el tiempo justo de comprobar que las grietas casi han desaparecido, y los han guardado de nuevo antes de ir a dormir. Tras tantos años de convivencia han llegado a la conclusión de que la mejor manera de protegerlos es no sentirlos, sin darse cuenta de que hace mucho tiempo que dejaron de latir.

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Se repite la frase de inicio de la semana pasada, aunque cambio un poco el tema y el registro. ¿Cuál de los dos os ha gustado más?

Sólo espero que no tengáis vuestro corazón metido en un caja para ver si se arregla de no usarlo.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Cuento: Todo lo que necesitas para ser feliz

Vuelven a dejarlos debajo de sus camas y se van realizar los quehaceres cotidianos. No volverán a pensar en ellos hasta la hora de dormir, cuando los sacarán de nuevo de sus cajas acolchadas y se los pondrán de forma casi mecánica en la cabeza. Tal y como promete la publicidad les hará soñar con las vidas que nunca podrán tener. Por la mañana no recordarán nada, pero despertarán con la sensación de que otro mundo es posible y sonreirán. Es lo único que les han dejado para afrontar con cierto optimismo unas vidas que hace tiempo que no son suyas.

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Un nuevo cuento de unas 100 palabras de Relatos en cadena que no resultó seleccionado. Pero no hay que desistir. Esa semana los temas fueron variados. Aquí podéis escuchar el programa.

Sobre este cuento, ¿de qué creéis que estamos hablando? ¿Realmente pensáis que es todo lo que hace falta para ser feliz? Espero vuestros comentarios.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Cuento: Mutua de Protectores y Vigilantes Infantiles S. L.

- Salen sigilosamente de las habitaciones de sus hijos después de implantarles el dispositivo y desaparecen sin dejar rastro. Ellos nunca sospecharán nada - asegura el elfo polar -. Son indetectables. A partir de ese momento podremos monitorizarlos, saber cuándo están tramando una trastada antes de que la cometan o qué buenas acciones realizan. Así, al final del año prepararemos un informe para ajustar los regalos a su comportamiento. Además, si nos contrata ahora, incluiremos el servicio de Ángel de la Guarda para protegerlos de accidentes y caídas durante diez años. No lo dude. Firme en la línea de puntos y deje la Navidad en nuestras manos.

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Sé que últimamente estoy un poco monotemático, pero le he cogido el gustito a este concurso. Sí, de nuevo, Relatos en cadena de la Cadena ser. Aquí podéis escuchar el audio del programa con los cuentos que fueron finalistas. Os dejo opinar sobre cuáles os gustaron más y, por supuesto, si contrataríais este seguro a los elfos polares.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Cuento: Renovarse o desaparecer

Vuelven a ser invisibles al ojo humano. Aunque se han escondido saben que no pueden huir eternamente. El castillo es grande pero no infinito y estos cazafantasmas tienen aparatos que los detectan y que los pueden capturar. Todo porque el espíritu del Conde no quería que el hogar de su familia se convirtiese en un hotel.
Están planeando qué hacer cuando una nota aparece por debajo de la puerta:
“Si permanecéis en las mazmorras contaremos vuestras historias y os dejaremos en paz.”
Se miran en silencio y asienten. Su respuesta aparece escrita con sangre en la pared del comedor:
“Aceptamos, pero Halloween es nuestro”.

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Este cuento participó en el concurso de Relatos en cadena de la Cadena Ser, aunque no salió elegido. Está inspirado en tantas y tantas películas y creo que es ideal para un viernes 13. Estoy convencido que un hotel así tendría un éxito rotundo. ¿Vosotros iríais a un sitio así?

viernes, 6 de noviembre de 2015

Cuento: Duelo en las profundidades

“Vuelven a ser invisibles. O nosotros ciegos”, piensa el capitán mientras espera la señal de sus oficiales para disparar los torpedos. Registran el océano en busca del submarino que le ordenaron destruir.
El operador de comunicaciones le llama. Los tiene. Escucha llanto de un recién nacido. El capitán relee la última transmisión. Está incompleta. Se cortó cuando las bombas arrasaron el mundo. Por lo que sabe, arriba no queda nadie, así que deja los torpedos y enciende la radio. Empezará una nueva partida.
- Es niño o niña - pregunta -. Tenemos pijamitas azules.
Tras unos segundos eternos llega la respuesta.
- Niña - contestan -, pero nos sirven azules.

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Otro cuento que envié a Relatos en cadena. Uno de esos "qué pasaría si". Sólo digo una cosa del relato que creo que resume lo que quiero contar: A ella la llamaría Esperanza.

¿Qué hubiéseis hecho vosotros si fueseis el capitán? ¿Dejar el juego de guerra y empezar el de paz o disparar y que sea lo que tenga que ser?


viernes, 23 de octubre de 2015

Cuento: La gran aventura de una pequeña exploradora

Claudia observa el abismo que tiene ante ella. Sólo hay un camino para atravesarlo: un cable de acero. Nunca ha hecho funambulismo, pero eso no la va a detener. Debe llegar al otro lado, donde le espera el templo de la Primera Princesa Priscila con sus trampas, su laberinto y, por supuesto, sus tesoros. Las leyendas cuentan que no hay nada comparable y, de momento, todo se ha cumplido. Se estremece sólo de pensarlo.
Pero primero debe atravesar el precipicio. Mira hacia abajo. El río lleno de agua salpica y moja el cable, haciéndolo muy resbaladizo, así que va con cuidado. Pone los brazos en cruz como ha visto en muchas películas para mantener el equilibrio. Y avanza. Un paso cada vez. Va por la mitad del camino cuando escucha una voz procedente de la jungla.
- Claudia, cariño - le dice suavemente su madre -, ¿por qué no dejas de hacer equilibrios por las juntas de las baldosas y te sientas?
- Pero debo conseguir el tesoro de la Primera Princesa Priscila - contesta ella señalando lo que su padre tiene en las manos.
- Toma - dice él dándole un vaso de zumo recién exprimido -. Y ahora haz caso a tu madre.
- Sí, papá - contesta ella antes de sentarse a beberse su trofeo.
Está fresquito y le dará fuerzas para atravesar la Gran Catarata de Agua Caliente, caminar hasta la Mansión del Conocimiento y resolver los puzzles del Preguntador Maestro. Pero esas aventuras empezarán después del desayuno.


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Es viernes otra vez, lo que significa cuento de HechoSinTinta. Esta semana volvemos con los cuentos partiendo de las palabras que me dais. En este caso fueron Gonzalo y Alicia quienes me dieron cuatro palabras: Primero, Princesa, Estremecedor y Funambulismo. Fácil, ¿verdad? Pues no. Porque el objetivo "secreto" era que el cuento estuviese dedicado a su hija Claudia y que Teresa tuviese una excusa para hacer una de sus maravillosas ilustraciones. Pero si tiene la palabra Princesa y es una niña, debería ser fácil, podríais decir. Pues no. Porque me niego a tratar a las niñas simplemente como princesas. Porque el tópico está muy manido. Porque pueden ser mucho más. Porque pudiendo ser Exploradoras, Científicas o Piratas espaciales, ¿quién quiere ser la chica que será sacrificada al dragón o la que tiene que esperar para casarse con el príncipe azul y vivir una vida de opulencia enclaustrada? Bueno. Lo de la opulencia no está mal. Vale. También pueden ser princesas, pero sólo si cuando sean reinas proclamen la República.

Bueno, que me voy por las ramas. Espero que os haya gustado el cuento, porque doy por sentado que la ilustración os va a encantar. Como siempre, espero vuestros comentarios, propuestas y lo que me queráis contar. ¡Hasta la semana que viene!

viernes, 16 de octubre de 2015

Cuento: ¡No me carguéis!

- ¡Cuánta fuerza y qué poca puntería! - gritó el doctor Smith desesperado -. Hemos gastado millones desarrollando el tirachinas lanzador de cohetes. Pero para controlarlo necesitamos tu maldita inteligencia artificial que no para de enviar las naves a cualquier sitio excepto a donde queremos.
- Qué edad tiene, ¿catorce años? - contestó el doctor García pensativo -. ¡Claro! ¡Es un adolescente! Deberíamos indicarle que envíe la nave a todos los puntos del espacio conocido excepto al que queremos que vaya. Estoy convencido de que sólo por llevarnos la contraria lo hará bien y, en el peor caso, exploraremos lo desconocido.

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Nuevo cuento enviado al concurso de Relatos en cadena. Como siempre, intento darle una vuelta a la frase para no seguir por los caminos habituales, lo que a veces está bien y otras, pues no.

¿Os ha gustado? Pues espero vuestros comentarios y sugerencias.


viernes, 9 de octubre de 2015

Cuento: Rosaura y los planes de boda del librero

Hoy lo voy a hacer al revés. Os voy a contar de qué va esto y después os contaré los cuentos. ¡Y esta semana son dos!

Hace un par de semanas se hizo viral en internet una nota pegada en la puerta de una librería sevillana llamada La Casa Tomada. Os la dejo aquí por si no la conocéis:

Cuento de Mª José Barrios, en la puerta de nuestra librería. :)

Como veis es la típica nota de vuelvo enseguida pero con mucha más gracia. En realidad es un cuento de Mª José Barrios que es ideal para este cometido. Sobre el hecho de que haya gente que considere la nota machista no voy a hacer ningún comentario. Me parece que no tiene sentido.

Total, que aprovechando el tirón mediático decidieron convocar el I Certamen exprés de microrrelatos “CONVENCE A ROSAURA” o “ROSAURA, TÚ QUE PIENSAS DE TODO ESTO” y que debía contar en 150 palabras lo que piensa Rosaura o convencer a la chica de irse o no con el librero. Parte del premio consitía en que el cuento sería pegado debajo del original en la puerta de la librería. Ante esta idea no pude resistirme y decidí presentarme con estos dos cuentos, uno con cada temática:

Rosaura, tú que piensas de todo esto:
Señor librero, no soy la Rosaura que busca. He investigado y su Rosaura, esa que ama con locura, ya le dijo que sí y le espera en casa con su hijo Anselmo. Si no me cree vaya al portal que hay entre la sastrería de la esquina y mi bar y pulse el timbre número tres o llame al número de teléfono que dejo aquí abajo.
Por favor, vaya a verlos. Después vuelva y cuénteme qué pasó. Quiero escribir su historia. *

* He cambiado el final del cuento porque ahora, releyéndolo, se me ha ocurrido uno que me gusta más, aunque no creo que cambiara la decisión del jurado.

Convence a Rosaura:
Estimada Rosaura.
Por lo que veo compartimos nombre y acosador. Pero no somos las únicas. La Asociación de Rosauras Pretendidas por el Librero (ARPL) se formó después de que este individuo lo intentara con la cuarta Rosaura. Ya somos veinte. No hemos conseguido averiguar cómo se llama ni dónde se esconde, porque la librería que usa nunca es suya, pero el patrón que sigue es claro: está obsesionado con nuestro nombre.
No sé cuánto tiempo lleva acosándote, pero te ofrecemos nuestra ayuda para lidiar con este desequilibrado.
Un abrazo,
Otra Rosaura.
PD: cuando llames a la policía, háblales de nosotras. Te ahorrará muchas explicaciones.

Y el ganador fue... otro. La verdad es que me gustan mucho tanto el ganador como el accésit y las explicaciones del jurado me parecen perfectas.

Espero que os haya gustado esta historia y que os decidáis a compartirla. ¡Hasta el viernes que viene!



viernes, 2 de octubre de 2015

Cuento: Última oportunidad. Otra vez

El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas. Perfecto. Sufría amnesia, anomia y estaba solo y cubierto de aceite en una sala de paredes de piedra casi vacía. Estaba ese gong gigante y esa luz en el techo, pero nada más. Ni puertas ni ventanas.
Transformó la impotencia en ira y ésta la canalizó hacia el disco metálico a través del bate con un golpe que acumulaba todas sus fuerzas. El sonido retumbó en los muros, los resquebrajó y le recordó por qué se había vuelto a meter allí. Mientras el aceite inundaba la sala a través de las grietas buscó el móvil. Tenía que enviar el mensaje que salvaría a Claudia.

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Adivinad. De nuevo un cuento de los enviados al concurso de Relatos en cadena, de nuevo con aquella frase tan complicada. Esta vez intenté darle una vuelta de tuerca y, después de muchas vueltas, quedó esto.

No sé si tiene sentido, pero en cien palabras y dos días no pude sacar más. Espero que os guste.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Cuento: ¿Cómo se llamaba el palo?

El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas. Entre el sudor, la lluvia y el barro aquello era inmanejable. Se suponía que él sólo debía aparecer guapo en las fotos. Era imagen, nada más. Sin embargo allí estaba, el último bateador de la gran final, plantado en medio del estadio, esperando a que lanzaran. Porque para cobrar tenían que ganar y, para eso, tenía que batear la dichosa pelota.
“Que me parta un rayo si se me ocurre alguna manera de salir de esta”, pensó.
No vio la luz, no escuchó el trueno, ni tampoco ganó el partido. Pero es inmortal. Nadie puede olvidar la foto de su cadáver carbonizado.

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Seguimos con los cuentos enviados al concurso de Relatos en Cadena. La frase de esa semana era realmente complicada y no dejaba demasiados caminos que seguir. Este fue uno.

¿Se os ocurren otros caminos que seguir partiendo de esa frase?


viernes, 18 de septiembre de 2015

Cuento: Invasión magnésica

Al abrir el contenedor, se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas rojas que flotaban en el cielo. Se esforzó en recordar. Ammm-nésicos. Vio uno reflejado por casualidad en un espejo roto y supo inmediatamente cómo llamarlos. Amnésicos. Eran miles y cumplían perfectamente con su objetivo: que nadie recordara que estaban ahí. Amnésicos. Debía averiguar quién los había puesto ahí y por qué y detenerlos. Era la única esperanza de la humanidad. Amné…
- Gracias, joven - le dijo una anciana tirando la basura en el contenedor que él mantenía abierto.
- De nada - contestó él automáticamente.
Acto seguido también él tiró su bolsa y cerró el contenedor. Magnésicos, pensó, aunque no supo por qué.

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De nuevo un cuento que envié al concurso de Relatos en Cadena y que no salió elegido. De nuevo ciencia ficción, aunque quizá no muy original.

¿Cómo parar una invasión que no sabes que está ocurriendo? ¿Qué hacer si cada vez que dejas de observar a tu invasor lo olvidas por completo? Escribí este cuento sin recordar que ya habían tratado un tema parecido en Doctor Who. A veces crees que estás haciendo algo extremadamente original cuando en realidad sólo estás reciclando ideas.

Espero vuestros comentarios.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Cuento: De gatos y ratones

Al abrir el contenedor, se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas. Primer síntoma de un intento de hackeo. Cogió dos cosas cilíndricas de cosa dura de cosa de beber, las partió y las convirtió en una cosa para la… cabeza. Se ajustó el casco. Volvía a tener el control.
Rastreó la señal hasta un furgón pintado con el inconfundible gris de los Cazadores de Sintéticos del inspector García. Desde luego, eran persistentes. Sacó una granada de pulso electromagnético de un bolsillo y la lanzó al vehículo que, con un parpadeo, se apagó. Alguien maldijo desde dentro y eso alegró al androide. El humano seguía vivo. Podrían jugar un poco más.

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Volvemos con los cuentos presentados en el concurso de Relatos en Cadena. Este no fue seleccionado, pero os lo dejo aquí. La frase de inicio era "Al abrir el contenedor, se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas". ¡Un cuento en sí mismo!

Os dejo leerlo y, como siempre, espero vuestros comentarios. ¡Hasta pronto!


viernes, 4 de septiembre de 2015

Cuento: El virus

Todo empezó con un video en internet. No era nada especial. Muñequitos de colores bailando sobre un fondo negro al ritmo de música. Ahí estaba el problema. En la música. La canción era repetitiva y sencilla, nada especial, cuatro notas, pero extremadamente pegadiza. Cuando la escuchabas una vez se repetía en tu mente sin parar y ya no te la podías quitar de la cabeza. El Virus, la llamaban. Resultaba tan pegadiza que la gente empezó a contagiar a otras personas sólo para fastidiar.

De ahí saltó a radios y televisiones de todo el mundo, con lo que todas y cada una de las personas de la tierra escucharon la canción y empezaron a taraearla. Todo muy divertido y muy sano. Nadie vio el peligro hasta que fue demasiado tarde.
Una noche de Octubre en todas las radios, televisiones, ordenadores y equipos de música empezó a sonar la canción sin parar. Estaban tan acostumbrados a escucharla que a nadie le extraño. Pero nadie se dio cuenta de que era ligeramente diferente. Porque debajo de las notas había un ruido blanco, sutil, casi inaudible que transmitía un mensaje sin palabras: rendíos; no actuéis; no os mováis. No tenía palabras, aunque no las necesitaba, porque atacaba directamente al cerebro y paralizaba.
Las naves aparecieron aquella misma noche. Cientos. Quizá miles. Rodearon la tierra y se quedaron allí, esperando, comprobando qué ocurría. Ese fue su error. No actuar inmediatamente. 
Porque afortunadamente no todo el mundo se quedó quieto. Unos pocos afortunados no habían escuchado la canción: los que vivían en zonas muy aisladas y los que tenían problemas de audición. Fueron ellos los que se organizaron e hicieron lo único que podían: apagaron el planeta. Desconectaron y desviaron la mayor parte de la electricidad del planeta, con lo que todos los aparatos electrónicos dejaron de funcionar. La canción dejó de sonar y la gente, en lugar de despertar, se tumbó a dormir.
Fue entonces cuando algunas de las naves descendieron y buscaron a los que habían hecho aquello y les hicieron una oferta que no podrían rechazar: ir con ellos. Necesitaban criaturas que no pudiesen oír, con la decisión y el arrojo necesarios para una misión que podía salvar el universo. Muchos se fueron. Los que se quedaron no contaron nada más. 
Después de aquello las naves desaparecieron y que la gente despertó. De vez en cuando uno de esos vídeos reaparece, siempre sin música. y la gente sorda los mira y sonríe. Saben de dónde vienen. Saben lo que significan. Pero prometieron no contarlo y son muy buenos guardando silencio.

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Ha pasado el mes de Agosto sin cuentos, pero aquí estamos de nuevo con nuevas ideas e historias. También empieza de nuevo el concurso de Relatos en cadena. Habrá que trabajar para intentar llegar de nuevo a la gran final y repetir la experiencia.

En cuanto a este cuento, espero que os haya gustado. Espero vuestros comentarios y opiniones. Gracias!

viernes, 24 de julio de 2015

Cuento: Los duendes del arcoiris

—¡Rápido! ¡Despierta! —gritaban los duendes del arcoiris con sus voces agudas mientras sacudían a la niña—. ¡Tienes que ayudarnos! ¡Han desaparecido los colores del arcoiris y lo han dejado en blanco! Sin ellos el arcoiris es frágil y no podremos cruzarlo para volver a casa.

La niña, sin saber muy bien qué pasaba intentó abrir los ojos. Cuando lo consiguió, vio que había unas criaturas translúcidas corriendo y gritando por la habitación. Claramente, estaba soñando.

—¿Y qué puedo hacer? —preguntó en el sueño a aquellos seres.

—Los colores se han solidificado en ceras de colores y se han escondido en cosas de tu casa. "Cada color en su color". Por favor, ¡encuéntralos!

Siguiendo la lógica del sueño, la niña se levantó y buscó. Encontró la cera roja en un cojín rojo con puntos blancos. Casi no se veía. El naranja estaba camuflado durmiendo en otro cojín, muy cerquita del amarillo, que se había posado encima de un libro de tapas de color limón. El verde se había tapado con una toalla de ese color, mientras el cian había intentado entrar en una maleta como él, pero no pudo y se quedó posado sobre la cerradura. El azul oscuro vio una camiseta planchada y se posó allí. Pero el más complicado fue el morado. La niña tardó mucho rato en encontrarlo hasta que recordó los pantalones de correr. Allí lo encontró, escondido y riéndose de su travesura.

Cuando los tuvo todos los duendes le esperaban con un enorme papel.

—Dibuja nuestra casa —le dijeron con sus voces chillonas— y pinta el arcoiris que llega hasta ella. Pero píntala bien bonita.

La niña se esmeró, pintó y dibujó hasta que la casa y el arcoiris estuvieron listos. Usó todos los colores para hacer la casa más preciosa que pudo imaginar y, cuando acabó, se lo enseñó a los duendes. Ellos la miraron y asintieron. Entonces dejaron el papel apoyado en una pared, sacaron sus varitas mágicas de todos los colores con estrellas brillantes en la punta y cantaron y bailaron alrededor del dibujo. Rayos multicolor rebotaron en las paredes, en los cojines y en los armarios cambiando los colores de todo lo que había a su alrededor, hasta que, de repente, la música paró y la luz se apagó. El dibujo ahora era real. Tenía tres dimensiones y el arcoiris era un puente que era fácil de atravesar.

—Gracias por volver a pintar el arcoiris —le dijo el último duende antes de cruzar—. Cuando nos necesites, usa esos colores para dibujar y vendremos a ayudarte. Te dejamos estos sobres que hemos ido encontrando en el camino. ¡Disfruta de tu cumpleaños!

Antes de que pudiese decir nada, el duende desapareció y el dibujo volvió a ser sólo eso. Pero los sobres estaban allí. Eran pequeños, blancos y de papel. Dentro había mensajes secretos y mapas para encontrar objetos extraños y comidas exóticas. Pero eso son otras historias que os contaré otro día de cumpleaños.



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Este cuento es una adaptación de lo que se encontró Teresa al despertar el día de su cumpleaños. Tuvo que buscar los colores del arcoiris que se habían escondido por la casa y tuvo que dibujar y pintar la casa y el camino para que los duendes volvieran a su hogar. Sé que ella disfrutó de esta historia. Espero que vosotros también.


  

viernes, 17 de julio de 2015

7 microcuentos de menos de 140 caracteres

Volvemos a la carga con micro relatos de menos de 140 caracteres. Rápidos, fugaces y con la intención de dejar pensando en todo lo que no se ha contado. Espero que os gusten:


La espera

El mago usó la varita y el conejo desapareció. 50 años después un niño encontró una chistera. Dentro, un conejo enfadado señalaba su reloj.


Profesionales

Desde que Muerte, Peste, Guerra y Hambre entendieron que ser eficientes les dejaría sin trabajo pronto, se toman con calma el Apocalipsis.


La guarida

El pirata, completamente borracho, escondió el tesoro, el mapa y las pistas en el mismo agujero y, claro, no los volvió a encontrar.


Ya lo decía Einstein

- La profecía era clara: Cuando oigas la trompeta, huye; Peste no tendrá clemencia.
- Sólo ha sido un pedo.
- ¡Ojo por ojo!
Y murieron asfixiados.


Un último abrazo

Le acariciaba el pelo con delicadeza y lloraba, sabiendo que no volvería a verlo sonreír.


Despiste

Cuando el mago se olvidó de sí mismo las cartas se perdieron, hasta que mucho polvo después un niño, de un soplido, les devolvió la magia.


Acorralada

Vigilaba asustada los ojos brillantes que la miraban desde las sombras, cuando notó el cuchillo en la espalda y un susurro en el oído: Jaque.


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Espero que hayáis disfrutado de los cuentos. Quizá lo más difícil de estos relatos tan cortos es conseguir que no queden como chistes, que tengan sentido y que produzcan alguna sensación, más allá de un simple fogonazo.

¿Cuál os ha gustado más? ¿Cambiaríais algo en alguno? Espero vuestros comentarios y, por supuesto, ¡que los difundáis por el mundo!

sábado, 11 de julio de 2015

Cuento: El coste de ir a la moda

Su peluquera le prometió un peinado explosivo y ella se dejó. Cuando le advirtió que debía guardarlo en lugares frescos y oscuros ella pensó que hablaba de algún tipo de yogur y lo ignoró.

El mediodía más caluroso del mes de julio más asfixiante del siglo, se puso el peinado. Casi inmediatamente empezó a dolerle la cabeza. Alguien la escuchó quejarse de que sentía que le fuese a estallar la cabeza. Entonces las mechas comenzaron a sisear y a echar chispas y humo. Aquello la convirtió en el alma de la fiesta, hasta que alguien se dio cuenta, demasiado tarde, que se estaban consumiendo.

La estampida fue de traca, con todo el mundo huyendo mientras ella trataba de quitarse aquellos pelos. Por supuesto, nadie se acercó a ayudarla con semejante petardo y la fiesta no tardó en estar completamente vacía.

Eso sí, años después la gente todavía felicita a la peluquera por aquellos maravillosos fuegos artificiales.

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En esta semana que ha tenido lugar la final de Relatos en Cadena. Una semana donde el calor y los cuentos han sido protagonistas. Una semana que tenía que acabar con un relato explosivo.

Disfrutad de la traca y, si os gusta, ¡compartid!

sábado, 4 de julio de 2015

El lunes pasará algo grande

Por si no lo sabéis, el próximo lunes es la final anual del VII concurso Relatos en Cadena que tendrá lugar el lunes 6 de Julio de 2015 a las 18:00 en el programa La Ventana de la Cadena Ser. Allí voy a conoceré al resto de finalistas, a Javier Sagarna, a Benjamín Prado, a Carles Francino y, yo qué sé, a quien se cruce en el camino.

Por el camino la compañera bloguera Laura me ha encargado que haga fotos para ayudar a hacer una crónica. ¡Veremos qué puedo hacer!

Si tenéis curiosidad aquí podéis leer los relatos finalistas, visitar las páginas de sus autores y comentar lo que queráis.

Un placer y hasta que el lunes nos escuchemos en las ondas. Recordad la regla nemotécnica: el 6 del 7 de 6 a 7 de la tarde.

viernes, 3 de julio de 2015

Cuento: Procastinador profesional

- Mañana lo haré - contestó Juan con desgana sin levantarse de la hamaca que había improvisado.
- ¡Ya cantó mañana el niño! - dijo Jose Luis negando con la cabeza -. Llevas más de una semana diciendo lo mismo y nunca lo haces. Te sientas ahí todo el día y no das un palo al agua.
- Eso no es cierto - dijo sin mover un solo músculo -. Ya está todo en marcha. Simplemente, no queda nada urgente o importante por hacer. No hay prisa.
- ¡Pues hazme el informe económico de ventas del mes pasado, maldito cantamañanas!
- Mira a tu alrededor, Jose Luis - contestó Juan suavemente levantándose y cogiendo por los hombros al señor bajito y calvo que tenía delante y que trataba de parecer digno vestido con los restos de un traje de chaqueta que en otro momento había sido oscuro -. Estamos en una isla, solos y apartados de cualquier ruta marítima. Todos creen que estamos muertos. Gracias al estanque y al huerto que he plantado tenemos agua y comida en abundancia. ¿Para qué quieres ese informe? ¿A quién se lo piensas entregar?
- ¿Y si vienen a rescatarnos y nos lo piden? - preguntó desesperado, metiéndose algo en la boca -. ¿Qué les diremos?
- Ven, siéntate conmigo aquí a la sombra - contestó Juan quitándole con cuidado unas bayas de color sospechoso de las manos y tirándolas a un lado -. Sólo hay que decirles que mañana se lo entregamos. Estoy seguro de que lo comprenderán.

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Lola Piera me pidió un cuento que contuviese una sola palabra: cantamañanas. Pero claro, poner sólo ese adjetivo descalificativo es muy sencillo, así que se me ocurrió buscar la etimología. Sí, está en la segunda línea del relato. Curioso que una frase hecha acabe como una palabra, ¿verdad?

Y, por supuesto, el lunes pasarán cosas. Pero antes espero vuestros comentarios y vuestras palabras para nuevos cuentos


lunes, 29 de junio de 2015

Los 10 finalistas de la VIII edición del concurso Relatos en Cadena

Ya están claros los diez cuentos que disputarán la final de la VIII edición del concurso Relatos en Cadena que tendrá lugar el próximo lunes 6 de Julio a las 18:00 y que podréis escuchar en directo en la Cadena Ser.

Han sido diez meses de cuentos, más de 20.000 en total. Se dice pronto. Los ganadores de cada semana están recopilados en la página de Escuela de Escritores. Para ahorraros el trabajo de ir buscando los diez finalistas mensuales que irán a esta final anual, incluyendo mi herencia peligrosa, los he recopilado para que podáis leerlos todos cómodamente. Antes de que preguntéis, no podéis votar en ningún sitio. El ganador será elegido por el jurado de Escuela de Escritores y de la Ventana.

Si conocéis el blog, página personal o cualquier otra web de alguno de los autores, indicádmelo y lo enlazaré. Sólo he puesto los que he encontrado y me encantaría poner todos los posibles.

NOTA para evitar malentendidos: Todos los cuentos son propiedad de sus autores, que se indica junto al título del mismo. Al lado también podéis ver el mes en que fueron finalistas.

Ahora ya podéis empezar a leer los diez relatos, decidir cuál os gusta más y contarlo en los comentarios.


La llamada - Manuel Nicolás Andreu - Septiembre

“Deberías airearte un poco”, recuerda que le decía ella y nunca le hacía caso. Ahora todas las noches cumple con aquella frase. Después de cenar sale a la calle. Camina con su leve cojera hacia la cabina de teléfonos más cercana, entra y cierra la puerta. El hombre marca el número de su casa mientras observa su decrépito reflejo en el cristal de la cabina por el que se deslizan pequeñas gotas de lluvia. Nervioso escucha el primer tono, el segundo y al quinto, como siempre, salta el contestador automático. Hoy parece que ella tiene la voz todavía más dulce que ayer.


Sombras - José Luis Rodríguez Munilla - Octubre

Esperó hasta dormirse y soñó con otra Navidad, la del año anterior, cuando había un nacimiento en el salón y salpicaban el árbol las luces de colores. Soñó, arrebujado bajo las mantas, con el calor antiguo de los dormitorios antes de que las sombras salieran de detrás de los cuadros y tomaran la casa. Lo despertó el canturreo lúgubre de ella en la habitación de al lado, una sombra acunando un cuerpo en la oscuridad. La llamó.
- Cariño, vuelve a la cama.
Y se acostaron los tres. El muñeco fue el primero en cerrar los ojos.


Reset - Javier Regalado Herrero - Noviembre

El muñeco fue el primero en cerrar los ojos, y acto seguido lo hizo el ventrílocuo, sin saber bien por qué. Contagiado, el público cerró los ojos, e inmediatamente el personal del teatro también. La gente que pasaba por la calle cerró los ojos y en un santiamén la ciudad entera lo hizo, y luego el país. En sólo unos segundos el insignificante gesto se había propagado por todo el mundo. Durante unos pocos minutos toda la humanidad, carente de vista, aspiró, sintió, saboreó y escuchó como nunca antes. El muñeco fue el primero en abrir los ojos, y todos le siguieron de nuevo, pero ya nada sería igual.


Emoticono parlante - Noemí Pérez Espino - Diciembre

El mensaje era claro, conciso, breve y letal: no insistas, decía, seguido de un emoticono con un corazón.
―Vero, yo flipo, no entiendo su rollo.
―Ya tía, igual es que le va este juego.
―¿Qué juego? ¿No insistas y un corazón? eso qué significa? No entiendo estos whatsapp absurdos que, además, nunca, nunca me dice a la cara, es como si el whatsapp de las narices lo transformara en un emoticono parlante. Yo quiero una relación normal, hablar, mirarle a los ojos, humano, tía, humano.
―Mándale el emoticono ese del huevo frito, ese confunde mogollón.
―¿Sí? Este se va a enterar de lo que vale un peine.


Hola - Eva Clemente Laboreo - Enero

Inmediatamente pedí que cerraran la tapa del ataúd. Y así hasta ahora. Usted es el primero que la abre.


Sin red - José Manuel Dorrego Sáenz -  Febrero

No creo que pueda pedirse mucho más para ser un lunes por la tarde, casi media entrada, piensa Ivana mientras realiza un triple mortal. Ivana ama a Igor, su compañero de trapecio, pero Igor ama a Nadia, la domadora. Nadia ama a Pepone, el payaso triste, quien a su vez ama a Boris, el Forzudo. Pero Boris solo piensa en Yoko, el contorsionista chino, que está casado con Ivana, la misma que piensa que media entrada está bien para ser un lunes por la tarde. Y lo piensa justo ahora, en mitad del triple mortal, cuando todo apunta a que le faltarán, al menos, un par de centímetros para alcanzar la barra del trapecio.


La costumbre - Nacho Artacho Lara - Marzo

Todo estaba dibujado en la pequeña libreta gris que llevaba en el bolsillo de su pantalón: los primeros garabatos intrascendentes; los avances prometedores que llevarían a laboratorios de medio mundo a disputarse sus servicios; aquellos insoportables castillos de ecuaciones que le consumieron las noches y el matrimonio; la hermosísima serie de bocetos de virus y bacterias merecedora de figurar en el catálogo de cualquier pinacoteca. Y, por fin, el hallazgo formidable, la cifra y la fórmula que -de demostrarse- supondrían el fin de la enfermedad. Todo estaba en aquella libreta que siempre llevaba en el bolsillo del pantalón y que ahora golpeaba rítmicamente contra el cristal a cada vuelta del tambor de la lavadora.


Autoconvencimiento - David Garduño Navarro - Abril

Procuraba no perder, sujetándole las nalgas con firmeza, la intención de seguir siendo sólo amigos.


Una herencia peligrosa - Pepe Fuertes Tarazona - Mayo

- ¿Y las azules, las del abuelo? - preguntó Marius sacando dos varitas del arcón.
- ¿Funcionan? – le contestó su madre sin mirar.
El niño las examinó despacio. Una era celeste con un remate blanco en la punta. Tipo Merlín, sin duda. Conjuros de transformación. Hizo una filigrana y un chorro de chispas salió disparado, impactó sobre una tela y la convirtió en hierro.
La segunda era muy oscura. De Nigromancia. Hizo un movimiento y un humo negro y espeso serpenteó hasta alcanzar una mosca muerta, que empezó a frotarse las patitas.
- Sí. Las dos.
- Pues escóndelas aquí, rápido. La Inquisición no tardará en llegar.


Un día de mayo de 1615 - Chelo Sierra López - Junio

—La Inquisición no tardará en llegar —dijo alarmado por el estruendo de los cascos de los caballos, el chirrido de las ruedas de los carros y los gritos que se oían cada vez más cerca. Maldijo una y mil veces la locura de su hija, empecinada en hacer creer a todo el mundo que poseía la pócima de la inmortalidad, y se apresuró a abrir la tapa de una tinaja vacía de las que solía usar para almacenar el vino—. Rápido, aquí, escóndete.
Magdalena obedeció y permaneció quieta y callada hasta que, cuatrocientos años después, salió, sigilosa, a estirar las piernas.

EDITO: Añadidas las webs de Javier Regalado y Noemí Pérez.
EDITO 2: A petición de Chelo Sierra López he cambiado el enlace de su web.


viernes, 26 de junio de 2015

5 Microcuentos de terror de 140 caracteres

Esto es un pequeño juego que me propuso Jorge de www.Espanorsk.com. ¿Cuántas palabras hacen falta para que un cuento dé miedo? Así que he intentado hacer varios cuentos que cupiesen en un mensaje de Twitter: 140 caracteres. Aquí los tenéis:

Soledad
Solía pensar que nada daba más miedo que la soledad, hasta que descubrí que mi sombra nunca deja de observarme.

Ascensores
Para no pensar en el miedo a los ascensores, solía hacer muecas frente al espejo. Hasta que un día mi reflejo no me devolvió el gesto.

Atento a las señales
Me ha llegado un mensaje al móvil. Dice que baje antes de la 5ª parada o moriré. Será enviado desde mi móvil dentro de una hora.

A quién vas a hacer caso
Las voces en mi cabeza me repetían que matara a todo el mundo. Ya se han callado, pero no queda nadie a quien contárselo.

El despiste
Es fácil saltar de un avión. Lo complicado es aterrizar sano y salvo y hace falta lo que olvidamos en tierra: un paracaídas.

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¿Alguno os ha dado miedo? ¿Os han gustado? Espero vuestros retos, comentarios y que, si os ha dado un escalofrío, que lo compartáis. ¡Gracias!

viernes, 19 de junio de 2015

Cuento: Un viaje no demasiado largo

- ¿Me dejáis ir a la luna? - dijo Álvaro saliendo al jardín.
- ¿Con quién vas? - le contestó su madre.
- Con Hugo, el chico nuevo que te dije.
- Está bien - le contestó ella ofreciéndole una mejilla y señalándosela con un dedo -, pero no te metas en líos.
- ¡Gracias! - dijo el niño corriendo hasta ella para darle un beso.
- Y saca a Rolo a pasear - añadió su padre. Sin saber cómo, también le cayó un beso.
- ¡Claro! - dijo el niño.
- ¡Y a cenar a casa! - gritó ella.
- ¡Sí, mamá! - contestó el pequeño mientras se cambiaba de zapatos y cogía la correa del perro -. ¡Vamos, Rolo!
Fueron corriendo hasta el descampado de siempre, un hueco en medio de dos casas lleno de arena y piedras blancas. Allí les esperaba Hugo, de pie, con su mono gris y su casco de cristal. Su platillo volante plateado seguía flotando unos centímetros por encima del suelo, silencioso, reluciente y con la rampa desplegada.
- ¿Hasta qué hora tenemos? - preguntó el chico astronauta.
- Hasta la cena.
- Pues subid y poneos los trajes, ¡que no llegamos!


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Este cuento nos lo pidió nuestra buena amiga Blanca con algunas de las palabras preferidas de su hijo Álvaro. Como hace poco ha sido su cumpleaños, Teresa quiso acompañarlo de una de sus espléndidas acuarelas. Aquí podéis ver una foto de los dos cuadros, uno con el cuento y el otro con la acuarela:


Como podéis ver, ¡está en 3D! Yo creo que la ilustración es mejor que el cuento, como siempre. Y a vosotros, ¿qué os gusta más?

Ya sabéis, comentad y, si os gusta, ¡compartid!

viernes, 12 de junio de 2015

Cuento: La costumbre

Los tonos rojos, naranjas y amarillos del amanecer se apagaron. Las nubes matutinas salieron desde detrás de las montañas para aislar el valle del sol, dejando en su lugar un cielo gris, casi negro. Una promesa de tormenta.
Algo se desperezó en el bosque, bostezó y se acercó al cristal de cuarzo gigante que había en medio de un claro bastante escondido. Estaba oscuro y frío al tacto. El ser miró al cielo y negó con la cabeza. Tenía que arreglarlo. Sacó un trozo de carbón vegetal y una libreta de un zurrón y le pidió a las nubes que se quedaran quietas. Ellas, por puro respeto, se pararon. Apenas tardó un instante en hacer un esbozo con líneas y manchas. Unos segundos después aquel dibujo era más real que el propio cielo.
Entonces sopló sobre el papel y las nubes, riéndose con truenos por las cosquillas, se apartaron y se abrieron despacio, al mismo tiempo que la hoja se volvía blanca de nuevo. Un cielo azul y luminoso se asomó por los huecos de las nubes que quedaban, todas blancas, juguetonas y con formas de animales.
Cuando todo acabó, el sol se asomó y un rayo de luz aterrizó sobre el cristal, que empezó a brillar.
- Buenos días - susurró la criatura, poniendo con cuidado su mano sobre uno de las lados -. ¿Cómo has dormido?
- Bien - contestó una imagen semitransparente desde dentro del cristal, acercando una mano fantasmal a la real. Sonreía -. Gracias por despertarme así cada mañana.

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Cuando le pedí a mi compañera de trabajo Elisa palabras para hacer un cuento me dijo: "De acuerdo. Pero te voy a poner un reto. Tienes que usar Cielo y Carbón, pero no puedes relacionarlos con el humo del carbón o contaminación o algo así".

Así que aquí tenéis el cuento. ¿Os gusta? Pues, ¡comentad y compartid!

PD: Sigo aceptando palabras y condiciones para hacer un cuento que me podéis en los comentarios, por correo o por cualquier otro medio de comunicación que tengáis a mano.*

* El tam-tam, las señales de humo y el código Morse los tengo bastante oxidados, pero haré lo que pueda.


jueves, 4 de junio de 2015

3 Cuentos que empiezan con La Inquisición no tardará en llegar

Como ya he dicho hasta aburriros un par de veces, el relato que ganó la semana 29 de Relatos en cadena fue Una herencia peligrosa. De ese texto salieron los cuentos de la semana 30. Pero antes de saber que iba a ganar la final mensual de Mayo y que, por tanto, ya no podría participar durante lo que quedaba de año, ya había escrito tres cuentos más. Y no me los quería quedar para mí.

Para no hacéroslo más largo, os dejo los tres seguidos para que los leáis.


Escuchadme bien porque sólo lo diré una vez 

La Inquisición no tardará en llegar y vendrá acompañada de sus hermanas La Castigora y La Purificación. No creáis que tienen esos apodos por casualidad. Menos aún ese LA delante del nombre. ¿Recordáis el Agujero? Ellas lo limpiaron a sangre y fuego de alimañas como vosotras. No me miréis así. Es cierto. Podéis comprobarlo.
Pero no desesperéis. Tenéis una oportunidad, brujas: soltadme y yo hablaré con ellas. Ojo, es una oferta limitada. Cuando derriben esa puerta se acabarán las negociaciones. Llegarán armadas con sus uñas de acero, sus botes de laca y sus mecheros. Saben cómo usarlos y, lo más importante, no os tienen miedo.


El oráculo

La Inquisición no tardará en llegar con su teatro. Elegirán a unas cuantas mujeres a quienes acusar de brujería, conseguirán sus confesiones, las juzgarán y, al final, las "purificarán". Da igual si son culpables o no. El espectáculo habrá conseguido su objetivo: meter miedo en los que no están con ellos. Así entienden el poder.
Mientras tanto, los magos de verdad nos esconderemos y ayudaremos desde las sombras a las familias de esas desdichadas. Nada más. Aún no podemos derrotar la ignorancia. Porque si salimos a la luz, si iniciamos otra guerra, volveremos a perder y esta vez no podremos hacer que nos olviden.


Un espectáculo sin par

La Inquisición no tardará en llegar escoltada por la Reconcome y la Purificación. Saldrán al escenario montadas en sus tacones gigantes, desfilando con pericia para que todo el mundo pueda admirar su maquillaje imposible, sus peinados estrambóticos y sus vestidos brillantes.
A su señal, esa canción que todos conocen empezará a sonar. Interpretarán su coreografía, simulando ser las cantantes, y la multitud responderá haciéndoles los coros a pleno pulmón. Al apagarse la música desaparecerán lanzando besos en medio de una ovación.
Pero eso vendrá después. En el autobús del teatro aún son Paco, Arturo y Remigio: Reinas de fin de semana atrapadas en cuerpos de peón.

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Estos son los tres cuentos. ¿Os han gustado? ¿Alguno en particular? Pues espero vuestros comentarios y que, si os apetece, los compartáis. ¡Hasta pronto!

viernes, 29 de mayo de 2015

Cuento: Libertad de expresión

Y las azules, las del abuelo, las dejas en su cajón, con el resto de sus bragas. Que las vea.  Que ya sabes lo que le gusta quejarse de que no le dejamos travestirse.

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¿Recordáis que os conté que me seleccionaron dos cuentos para la final semanal del concurso Relatos en cadena y que tuve que elegir uno? Pues este es el que, con todo el dolor de mi corazón, tuve que descartar.

Hay gente que me ha dicho que les gusta más este, otros, que Una herencia peligrosa era mejor. Siempre tendré la duda de qué habría ocurrido si hubiese elegido este. Sin embargo, ya no vale la pena pensar en eso. La elección que hice me ha llevado a la final anual del concurso, así que quizá haya acertado.

Y a tí, ¿cuál te gusta más, Una herencia peligrosa o este Libertad de expresión?

jueves, 28 de mayo de 2015

Story: A dangerous heritage

- And the blue ones, grandfather´s ones? - Marius asked, popping out two wands from the large chest.
- Do they work? - his mother answered without looking at him.
The kid examined them carefully. The first one was sky-blue with a white tip. Merlin style, without doubt. Transformation spells. He did some fancy footwork and a stream of sparks shot out, impacted on some fabric and converted it into iron.
The second one was very dark. Necromancy. He made a movement and a plume of thick, black smoke meandered until it touched a dead fly, who began to rub its little legs.
- Yes. Both.
- Then hide them here, quickly. The Inquisition will soon come.

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I have not become crazy. This text is in english because a colleage asked me to translate the story Una herencia peligrosa, the one I made for the radio. I did it - then another colleage corrected it - and this is the result. I hope you enjoy it. And remember, if you like it, Share it!


No me he vuelto loco. Este texto está en inglés porque un compañero de trabajo me pidió que tradujese la historia Una herencia peligrosa, la que hice para la radio. Lo hice - tras lo cual otro compañero lo corrigió - y este es el resultado. Espero que lo disfrutéis. Y recordad, si os gusta, ¡compartidlo!


lunes, 25 de mayo de 2015

Un día espectacular

Semana de emociones fuertes. Si el lunes pasado ya fue un día inolvidable, lo do hoy ha sido espectacular. Final mensual de Relatos en cadena de la Cadena Ser. Luis Eduardo Aute en el jurado. Uno de los votos viene del público. En lugar de haceros spoilers, os dejo el audio para que lo podáis oír.
¿Ya lo habéis oído? ¿Qué os ha parecido haber vuelto a escuchar Una herencia peligrosa? ¿Y haber oído cómo ganaba con los votos del público, del director de la Escuela de escritores y de, OJO, de Luis Eduardo Aute y así pasaba a la final Anual? Yo he tardado un rato en creérmelo y un rato más en dejar de temblar de emoción y nervios. Cuando he colgado el teléfono debía tener unas 160 pulsaciones por minuto. Era el momento ideal para iniciar mi carrera como ladrón de panderetas. 

Haciendo números, hay una media de unos 700 cuentos por semana, 4 semanas por mes y, al final del concurso, que creo que acaba en Julio, habrán sido 10 meses. Total, 28.000 cuentos y el mío es uno de los 10 que llegan a la final. No sé vosotros, pero a mí me ha dado un poco de vértigo.

Así que GRACIAS. Gracias a todos los que me habéis apoyado votándome, animándome o de cualquier otra forma para poder llegar hasta aquí. Y ahora, al tema.

Esto es todo de momento. Tan pronto como sepa cómo y cuándo podéis votar para la final anual os avisaré. No lo dudéis.

viernes, 22 de mayo de 2015

Cuento: Una herencia peligrosa

—¿Y las azules, las del abuelo? —preguntó Marius sacando dos varitas del arcón.
—¿Funcionan? —le contestó su madre sin mirar.
El niño las examinó despacio. Una era celeste con un remate blanco en la punta. Tipo Merlín, sin duda. Conjuros de transformación. Hizo una filigrana y un chorro de chispas salió disparado, impactó sobre una tela y la convirtió en hierro.
La segunda era muy oscura. De Nigromancia. Hizo un movimiento y un humo negro y espeso serpenteó hasta alcanzar una mosca muerta, que empezó a frotarse las patitas.
—Sí. Las dos.
—Pues escóndelas aquí, rápido. La Inquisición no tardará en llegar.

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El cuento de este viernes viene con trampa. Es el que ganó la final semanal del concurso Relatos en Cadena de la Cadena Ser. Y digo que viene con trampa porque os voy a pedir que lo compartáis y que, si no habéis votado, lo hagáis aquí. Ya sabéis, Ganador de la semana 29.

Por favor, no votéis dos veces o vuestros votos no serán válidos.

PD: pase lo que pase el lunes, la semana que viene tendréis un par de sorpresas. ¡Estad atentos!

Edito: Si queréis ver el resultado de las votaciones de la final mensual podéis verlas y oírlas aquí.

lunes, 18 de mayo de 2015

Un día inolvidable

Vaya subidón llevo hoy. Muchas semanas participo en el concurso de Relatos en Cadena de la Cadena Ser. Nunca me habían seleccionado un cuento. Hasta hoy.
Esta mañana me han llamado porque habían seleccionado los dos cuentos que había enviado. ¡Los dos! ¡Y tenía que elegir uno! ¿Con qué hijo me quedo? Me he acordado de cuál le gustaba más a Teresa y no lo he dudado: he participado con Una herencia peligrosa.
Después de un par de llamadas más me han preguntado qué hago. Les he hablado de la informática, de Hecho Sin Tinta y de los cuentos del Señor Ocre. Y les ha encantado la historia de cómo la primera edición del libro se pagó con lo que mi madre ganó en Saber y Ganar y cómo el gran Jordi Hurtado tuvo el libro entre sus manos en antena y leyó un cuento.
A partir de ahí, nervios hasta que se han hecho las 18:00. Entonces me han vuelto a llamar y me han dejado en espera escuchando el programa.
Estamos hartos de ver en películas gente que habla con la televisión o con la radio, de lo raro que es comunicarte con un medio que suele ser unidireccional, pero hasta que no vives que la radio te nombre y te pregunte, no te das cuenta de lo raro que es. Afortunadamente soy una persona locuaz, con sangre fría y he sido capaz de enganchar tres palabras que no tengo nada claro que tengan algún sentido. En ese momento, Carles Francino ha contado la historia del Señor Ocre. No me lo creía.
Después han hablado con los demás. Qué envidia. Han hablado tranquilos y relajados, como si hablar con la radio fuese su pan de cada día, y han contado cosas interesantes.
Entonces ha llegado la hora de los relatos. Los han contado los tres. El mío, el primero. ¡Uno de mis cuentos siendo leído a nivel nacional en un programa de radio con una media de 1.000.000 de espectadores! Aún tengo los pelos como escarpias.
En las votaciones, los concursantes ha votado a otros. Me he quedado a cero. Al aire, pensaba. Entonces ha llegado el primer jurado y me ha votado. El segundo, también. Y el tercero, ¡también! ¡He ganado!
Me he abrazado con los compañeros de trabajo que aún quedaban por la oficina, hemos saltado reído y ha empezado el río mensajes de felicitación.
Ahora el siguiente paso es la final mensual. Uno de los votos sale del voto del público. Para poder votar sólo tenéis que entrar aquí, poner vuestros datos (nombre y correo electrónico) y seleccionar el Ganador de la semana 29, si consideráis que debéis votarme a mí. En la web podéis ver los tres relatos. Aquí podéis votar.
Y ya está. Eso es todo. Tan pronto como el audio esté disponible lo pondré aquí para que lo podáis escuchar y os podáis reír a gusto de mi tremenda labia. Hasta entonces, sed buenos Y VOTADME :P

EDITO: ¡El audio ya está disponible! http://cadenaser.com/programa/2015/05/18/la_ventana/1431963128_300396.html

PD: Por supuesto, sigo con la campaña de Cuentos por palabras: Si me das entre 2 y 5 palabras, a cambio te doy un cuento. ¿Quieres jugar?

sábado, 16 de mayo de 2015

Cuento: Desde el otro lado del espejo

Cada noche esperaba paciente a que las luces se apagaran. Durante unas horas el espejo del desván quedaba completamente a oscuras y la barrera luminosa entre los dos mundos se rompía. Primero miraba desde su lado del cristal. Si había alguien en la habitación, se escondía. Después se asomaba y, si no había peligro, salía.
Una vez en nuestro lado del espejo, trasteaba con los objetos que tenía a mano, los investigaba y trataba de imaginarse cuál era su utilidad. Así debía haber llegado a la conclusión de que, aquel objeto de madera formado por un palo unido a un círculo con muchas cuerdas cruzadas dentro, debía servir para cazar algún tipo de animal volador del tamaño de una rata pequeña. No funcionaba bien como abanico y cualquier bicho pequeño se habría escapado entre los agujeros. No quedaba otra posibilidad.
Cuando se sintió con confianza empezó a ir a otras habitaciones y a otras plantas. Supongo que nos vio dormir y le gustamos, porque la noche que entraron a robar, se encargó de espantar a los ladrones a raquetazos y de protegernos sin que llegáramos a enterarnos.
Sabemos todo esto por las cámaras que pusimos por la casa y que empezamos a revisar a raíz del intento de robo. Al revisar las grabaciones lo vimos ahí, etéreo, con la cara igual que el día que murió, tratando de recordar quién era y qué hacía él allí. Nos observaba y nos cuidaba sin hacernos ningún daño. De vez en cuando, incluso arreglaba la cocina. Supongo que por eso y porque su rostro era inconfundible, decidimos que lo mejor era dejarlo venir por las noches y que hiciese lo que quisiese.
Como nunca ha hecho nada malo hemos dejado de grabar. Ahora sabemos qué noches viene porque siempre dejamos un cuenco con sus caramelos preferidos. De vez en cuando aparece uno al que le han quitado el dulce y lo han vuelto a enrollar, dejando el envoltorio vacío en medio de todos para que algún incauto lo coja y se lleve un chasco; la broma favorita de la abuela.

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Este cuento no ha salido a partir de ninguna palabra que hayáis pedido. Hay un par de cuentos en la recámara con este motivo, pero hoy me apetecía otra cosa. Una historia de terror que, en realidad, tampoco da tanto miedo. ¿verdad?

PD: sigo esperando vuestras palabras para haceros cuentos.

sábado, 9 de mayo de 2015

Cuento: Memorias de una chica

La muchacha cogió una taza, la llenó de una infusión de regaliz con matices de menta y anís y se preparó para tallar los dados de alabastro. Después, con un clavo y mucha paciencia, fue dibujando las runas de lo que sería, a la postre, su última misiva.

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Ayer os presenté el cuento El Gran Descifrador que creé con las palabras que Ampa IES Eduardo Merelló ( @EAmpa ) me propuso a través de Twitter (alabastro, misiva, matiz, taza y muchacha). Cómo no, tenía un segundo microcuento que se enmarca dentro del mismo universo (o no, según prefiráis cada uno) y que también usaba esas cinco palabras. Espero que lo disfrutéis.

viernes, 8 de mayo de 2015

Cuento: El Gran Descifrador

 - ¿El siguiente? - preguntó el Gran Descifrador sin levantar la vista del papel que estaba escribiendo. Era el único que aún conocía el lenguaje antiguo y por eso, cada vez que aparecía una reliquia de los viejos tiempos, acudían a él.
- Creo que yo, señor - dijo el anciano señor Rodolfo abriendo la puerta con cuidado. Había sido un hombre fornido, pero sus no menos de ochenta años lo habían encorvado un poco y habían sugerido a su pelo blanco que se ausentara de su cabeza un poco más de lo que a él le gustaría.
- Por favor, tome asiento.
- Creo que han encontrado algo de mi hija - dijo el anciano sentándose en una silla frente a él y dejando un saquito de piel encima de la mesa -. En las catacumbas del templo ha aparecido una cápsula del tiempo muy antigua. Tenía su sello. Pero nadie sabe lo que dice. Quizá usted pueda ayudarme.
 - Veamos qué hay aquí - dijo el Gran Descifrador apartando el papel y esparciendo el contenido sobre la mesa: un montón de rocas cúbicas de apenas unos centímetros de lado llenas de marcas que parecían casi aleatorias. Se colocó las gafas redondas sobre la nariz, dio un sorbo a la taza de té caliente y ajustó la distancia entre la tripleta ojos, lupa y piedras hasta que pude ver con claridad.
- Es la escritura vieja del valle - dijo tras echar una ojeada rápida -. Dice así: “A falta de lápiz y papel - leyó, dando vueltas despacio a uno de los dados -, uso el clavo y el martillo sobre estas piezas de alabastro para dejarte mi última misiva. No llores por mí, padre, pues aunque sólo era una muchacha cuando me fui, he crecido sana. He tenido una buena vida aunque no haya podido conocer varón o criado una familia. La misión que me fue asignada lo ha sido todo y creo que la he cumplido. De lo contrario, no estarías leyendo esto”.
El Gran Descifrador paró unos segundos, intentando descifrar un trozo de mensaje que resultaba indescifrable incluso para sus habilidades de descifrador y con fama de poder descifrar todo lo descifrable.
- ¿Qué más dice? - preguntó el señor Rodolfo, acercándose a la mesa.
- Números. Diría que son coordenadas.
- ¿Es ahí donde se escondió con… eso? - balbuceó el anciano con los ojos llenos de esperanza.
- Quizá - contestó el Gran Descifrador guardando los dados dentro de la bolsa -. No lo dice. Pero si es el caso, nadie debe saberlo. Sin matices ni excepciones. Nadie más que nosotros. Se exilió para protegerse y para protegernos. No podemos traicionarla. No estamos preparados.
- ¿Entonces por qué nos dejó este mensaje?
- Porque tengo la esperanza de que llegará un momento en que sí seamos dignos de ella.
- ¿Llegaremos a ver ese momento? - preguntó el viejo bajando la cabeza -. ¿Llegaré a verla?
- Probablemente no - contestó el Gran Descifrador -. No creo que ni usted ni yo vivamos tanto. Quizá tengan suerte nuestros nietos. En cualquier caso, confío en su discreción.
- No se preocupe - dijo el anciano levantándose -. Cometí un error aquella vez y la puse en peligro. No volveré a fallarle.

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Este cuento surge porque por que Ampa IES Eduardo Merelló ( @EAmpa ) me propuso a través de Twitter escribir algo a partir de las palabras alabastro, misiva, matiz, taza y muchacha. Espero estar a la altura de sus espectativas.

Y recuerda, si quieres pedir un cuento sólo tienes que proponer tus palabras en los comentarios, contactándome por Twitter en mi cuenta @PepeFuertes o a través del formulario de contacto de la página. ¡Te espero!

viernes, 1 de mayo de 2015

Cuento: En un futuro no muy lejano

- No será mañana ni tampoco el año que viene - dijo la chica tumbada en el césped mirando al cielo, donde las nubes flotaban perezosas hacia donde las llevaba el viento -. Quizá, ni siquiera dentro de unos años. Pero algo te puedo asegurar: en un futuro no muy lejano, las personas entenderán por fin que juntos somos más fuertes, que no somos tan diferentes unos de otros y que podemos hacer que el mundo sea como queramos.
- El mundo ya es como algunos quieren que sea - le contestó él, recostado de lado, mirándola. No le interesaban las nubes -. Tu mundo de fantasía donde el amor y la libertad nos guía a través de la senda de la paz no existirá nunca.
- No mientras la gente no pueda sentir empatía.
- No se puede obligar a la gente a querer sentir lo que otros sienten o a querer ponerse en la piel de otros.
- Se puede con esto - dijo incorporándose, sacando una pequeña pistola plateada de juguete y apuntando al chico.
- ¿Qué es eso? - preguntó él, curioso.
La chica apretó el gatillo y un rayo de luz diminuto salió del arma y se estrelló en el pecho de él, que cayó al suelo inconsciente. Ella se acercó y le acarició el pelo.
- Cuando despiertes empezarás a sentir cosas que no entiendes - le dijo susurrando -. Sabrás lo que siente todo el mundo que te rodea. Serás como yo. No será mañana ni tampoco el año que viene. Quizá ni siquiera dentro de unos años. Pero algo te puedo asegurar: en un futuro no muy lejano todos serán como nosotros. Habremos cambiado el mundo.

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Este texto es la respuesta al cuento que pidió Micaela con las palabras futuro, amor y fantasía.

¿Te ha gustado? ¿Quieres pedir un cuento? ¡Pues déjalo en los comentarios!

viernes, 17 de abril de 2015

Cuento: El protegido

- Nunca nadie piensa en nosotros - le dijo a su interlocutor justo en el momento en que éste se quedaba dormido en el banco del parque -. Ni siquiera tú, por lo que parece. Ahí estás, sumergido en tus sueños. Seguro que si alguien se acercara ahora le dirías que estás en un momento de introspección, apreciando la belleza de la lluvia y que sólo tienes los ojos cerrados porque estás atravesando la fase más pensativa de tu vida. Tendrías más credibilidad si lo hicieses con la boca cerrada. Y mientras tú roncas, yo te protejo de la lluvia. ¿Sabes que cuando me abres me quedo ciego? En realidad podría ver pero , ¿has probado a tener los ojos abiertos mientras te cae agua dentro? Además, sólo veo el cielo, que siempre es gris, o peor, lleno de rayos.
En ese momento un destello atravesó el cielo. El paraguas lo percibió con el sentido del peligro y unos segundos después escuchó el trueno. Mientras a él se le erizó toda la tela impermeable, el dormilón ni se enteró.
- Creo que deberíamos movernos - le dijo su protector -. Si nos cae uno de esos nos vamos a convertir en un aperitivo churruscado y no muy sabroso.
Estalló un segundo rayo, este más cerca que el anterior, seguido casi instantáneamente por un trueno y un potente ronquido.
- ¡Habrase visto! - gritó al mundo -. Ese ha caído apaenas de cuarenta metros. Me han vibrado todas las juntas y este mequetrefe ni se ha enterado. Y yo aquí, haciendo de pararrayos con mi punta de metal y ni una maldita forma de hacer nada.
El paraguas sintió que un tercer rayo se preparaba para caerle encima y no podría hacer nada para esquivarlo. Entre la espada y la pared, eligió el único camino: romper la regla universal de no moverse en presencia de humanos. Fue leve y sutil. Lo único que hizo fue soltarse de su mano y dejarse arrastrar por el viento.
- Hasta luego, viejo dormilón - le dijo a su amo mientras bailaba una última danza con el viento.
La gotas de lluvia en el cogote despertaron al soñador. Balbuceó, parpadeó y, al fin, abrió los ojos justo cuando una gigantesca descarga eléctrica atravesaba el aire frente a él y convertía en un amasijo de hierro y plástico lo que había sido su paraguas los último veinte años.
Corrió hasta él, lo cogió como pudo, pues estaba ardiendo, y se fue a resguardarse. En cuanto lo vio entendió que se había escapado de su mano para recoger el rayo. Sabía que lo había salvado. Le debía al menos intentar repararlo.

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Marian de Talleres y Tertulias literarias ha pedido un cuento con estos conceptos: sueño, ciego, sabroso, pensativo y paraguas

¿Te ha gustado? ¿Te animas a pedir tu cuento?

viernes, 10 de abril de 2015

Cuento: La extraña pareja

En lo más alto de la montaña crecía un árbol verde y solitario. Su única compañía eran las piedras, el césped y, por supuesto, su amiga la nube. Aparecía por la tarde, le acompañaba durante toda la noche y, cuando el sol estaba en lo alto, se iba a descansar.

Ella le abrazaba, lo refrescaba y le daba de beber siempre que lo necesitaba. Él, a cambio, le susurraba palabras de amor cuando el viento soplaba. A veces ella estaba unos días sin aparecer. Pero siempre volvía y él siempre la esperaba con un fruto en las ramas. El único regalo que podía hacerle. Ella, para darle las gracias, esperaba a que el fruto cayese al suelo para llover sobre él.

Entonces, una primavera, un tallo verde y pequeño salió donde había caído el fruto. El árbol y la nube se miraron y sonrieron. Pronto la montaña tendría dos pelos.

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Este cuento ha salido de tres conceptos que me ha dado @teresacebrian : Pelos, árbol verde, nube. 

¿Te atreves a proponer algunas palabras que pueda usar para crear un cuento corto?

Cuentos aleatorios

Crear un cuento a partir de unas pocas palabras aleatorias. ¿Te atreves a intentarlo? Mejor, ¿te atreves a leerlos? Aún mejor, ¿te atreves a proponer palabras que pueda usar?


Pues quédate y veremos qué podemos hacer.

viernes, 3 de abril de 2015

Cuento: El código secreto

Todo estaba dibujado en la pequeña libreta gris que llevaba en el bolsillo de su pantalón. Cada cosa que tenía que hacer, el nombre de cada objeto que tenía que usar y de cada persona que conocía estaba allí apuntado usando su propio sistema de escritura. Un jeroglífico único para cada concepto. Pero ahora eran indescrifables. La única persona que había sabido qué significaban ya no era capaz de recordar ni su propio nombre.

viernes, 27 de marzo de 2015

Cuento: Pandora

Seguía atrapado allí dentro, aunque sería por poco tiempo. La semilla de la curiosidad que había plantado en la mente de la extraña mujer había fuera había hecho que ella quisiese abrir la caja. Cuando la tapa empezó a moverse él estaba listo para retener a todos los monstruos mientras él y su amada escapaban.
Pero todo salió mal. En el momento clave ella tropezó y cayó al fondo, mientras él era arrastrado por la marabunta hacia el exterior. Entre la maraña de brazos y cuerpos logró verla un instante, suplicante, justo antes de que una asustada Pandora cerrara la caja de nuevo. Cualquier esperanza de recuperarla se quedaría allí, encerrada con su amor, para siempre.


viernes, 20 de marzo de 2015

Cuento: A la deriva

Seguía atrapado allí, dentro de la jaula metálica, flotando en medio del océano, sin tierra a la vista. El barco lo había abandonado a su suerte, dejándolo en compañía de tres tiburones que no paraban de rondarle, golpeando de vez en cuando los barrotes con su cola. Perseguían el hilillo de sangre que salía por una herida en su brazo. Sólo necesitaba mirar en sus ojos negros para saber que no eran malos, que sólo querían darle un último beso de buenas noches.
Repasó sus opciones: morir congelado, de sed o ahogado. Abrió la jaula y salió. El beso de un tiburón era lo más rápido.


viernes, 13 de marzo de 2015

Cuento: Libertad imaginaria

Seguía atrapado allí dentro pero ya no le importaba. Hacía tiempo había ansiado la libertad, dejar atrás los golpes en la jaula, los gritos de los niños y las fotos de los turistas. Pero todo eso era cosa del pasado.
Se tumbó, cerró los ojos y se acercó a la nariz el trozo de plástico verde con forma de árbol que había robado a un visitante. Aspiró con más fuerza que nunca para que los químicos del olor del pino artificial llenaran sus pulmones y su cabeza, iniciando el último viaje, ese con el que escaparía definitivamente del zoo.

viernes, 6 de marzo de 2015

Cuento: Desaparecida

Lo preocupante no era que la puerta de la casa estuviese abierta de par en par o que no hubiese nadie, sino que la comida llevaba hecha en la cocina al menos dos días. La anciana nunca se hubiese dejado la cazuela con el guisado fuera de la nevera.
Caperucita llevaba casi una hora llamando a su abuela cuando el leñador apareció con el lobo.
- Dice que nos ayudará - dijo el leñador.
- Me ha prometido un chuletón si la encuentro - dijo el lobo -, pero no lo quiero. Tu abuela me ha ayudado más de una vez y se lo debo. ¿Has encontrado algo que pueda rastrear?
- Gracias - dijo Caperucita, dándole un camisón -. Espero que esto sirva.
El lobo olió la prenda, cerró los ojos y husmeó el aire mientras rodeaba la casa. La esencia era débil, pero había una dirección clara.
- Ha ido al norte - dijo sin dudar -. Por allí sólo está el lago y...
- La cueva de los cuervos - dijo Caperucita en voz baja.
- Donde todas las brujas van a probarse cuando no saben si aún son buenas - dijo el lobo.
- ¡Pero eso la agotará! - gritó la niña - ¡Debemos ayudarla!
- No te preocupes - dijo el lobo -. Si es buena la ayudaremos a volver.
- Y si es malvada - dijo el leñador cargándose el hacha al hombro -, si es malvada la ayudaremos a morir.
Caperucita iba a protestar pero, al ver la tristeza en los ojos del lobo y del leñador bajó la cabeza y asintió levemente. Su abuela le había enseñado hacía mucho tiempo lo que una bruja malvada podía llegar a hacer. El bosque aún se estaba recuperando de la última.
- La ayudaremos sea como sea - dijo la niña con voz firme mientras cogía su inseparable cesta -. Por favor, señor lobo, guíanos.
- Seguidme - respondió -. Conozco el camino.

viernes, 27 de febrero de 2015

Cuento: La última oportunidad

Se dirige a la jaula de los leones para demostrarle cuánto se equivoca cancelando su número. El director le ha dado un ultimátum. Exige una demostración pero, ¿qué hacer si no quieren actuar con público?
Armado con una videocámara entra en la jaula y coloca las partituras en los atriles. Cuando golpea los barrotes con la batuta, los siete leones se desperezan y alinean frente él. Los mira uno a uno a los ojos y, cuando están listos, empieza a marcarles el compás. Los animales tararean con rugidos y ronroneos una breve y poderosa versión a capella de Carmina Burana.
Sólo al acabar descubre horrorizado que la videocámara está apagada; que siempre lo ha estado.

viernes, 20 de febrero de 2015

Cuento: Espíritu de superación

- Le faltarán, al menos, un par de centímetros para alcanzar la barra del trapecio con los dientes. No es suficientemente alto. Lo que es una pena, porque un trapecista sin brazos hubiese sido de lo más innovador.
- Pero puedo entrenar y mejorar para suplir mi falta de altura. Mi lema es que cada vez que te caes debes levantarte con el doble de ilusión.
- Eso aquí no funciona, mi joven amigo. En este circo trabajamos sin red.

viernes, 13 de febrero de 2015

Cuento: Todo puede fallar

Le faltarán, al menos, un par de centímetros para alcanzar la barra del trapecio. Y eso será todo. Después caerá a plomo hasta la red. Pero la red no estará. En su lugar debería esperarle el suelo. Pero también eso fallará.
Porque en esta vida sólo hay una cosa segura: el servicio exprés de Enterradores Vivó. Cavaremos su tumba y colocaremos el ataúd antes de que usted caiga muerto. No lo dude, ¡elíjanos! Somos los más rápidos, eficaces y baratos. Además, si añade nuestro servicio de Féretro Superacolchado quizá sobreviva y pueda volver a contratarnos. ¡Confíe en nosotros! No le dejaremos colgado ni aunque muera ahorcado.


viernes, 6 de febrero de 2015

Un detalle irresistible

Llevaban horas observándose sin hablar. Una lucha de silencios que ninguna de las dos parecía dispuesta a perder.
Ya se sabía de memoria aquella cara llena de arrugas. Había estudiado cada detalle de aquellos ojos grises. Estaban veteados con líneas azules que rodeaban unas pupilas grandes y negras como el carbón. Sin embargo, lo que más le llamaba la atención de la vieja bruja era aquella verruga negra y voluminosa que coronaba la punta de su nariz aguileña. Allí crecían tres pelos con los que, estaba segura, podía hacerse una trenza. Pero no le daban asco. Al verlos sólo podía pensar en tijeras, pinzas e instrumentos de depilación. En eso y en todo lo que podría aprender cuando la otra mujer se decidiese a hablar.

viernes, 30 de enero de 2015

Rugidos en la noche

- ¿Qué es ese ruido? - preguntó intrigada -. Parece un trueno, pero viene de esa puerta. ¿Qué hay al otro lado?
- Hay unas escaleras de piedra que bajan al sótano - le contestó el viejo conserje con una sonrisa maliciosa -. Pero yo no bajaría ahora.
Volvieron a escuchar el sonido, más fuerte esta vez. El suelo, las paredes y los cristales vibraron durante unos segundos eternos. Cuando acabó el estruendo se escuchó un clic y la puerta comenzó a abrirse, perezosa, al compás de un chirrido que sonó como un largo bostezo. Al otro lado sólo se intuía el principio de un tramo de escaleras muy oscuro.
- No hay ninguna duda - dijo él sin dejar de mirar hacia la oscuridad -. El castillo tiene hambre.

(Este cuento surgió como suma de tres conceptos: curiosidad, ruidos raros y sótano de un castillo).

sábado, 24 de enero de 2015

Moderando una charla sobre Cuentos

Aunque muchos probablemente ya lo sepáis, el próximo Jueves 29 de Enero voy a moderar una charla sobre los cuentos. Antes de eso, Lola Piera y yo hablaremos sobre los cuentos, sobre por qué los inventamos, por qué los narramos y cómo podemos crearlo. Tras esto, lanzaremos una pregunta, ¿qué diferencia los cuentos infantiles de los cuentos para adultos?


Aunque podéis encontrar toda la información en este enlace, os recuerdo que será en el Puerto de Sagunto, en el Centro Cívico a partir de las 19:30.

Os esperamos.



viernes, 23 de enero de 2015

Cuento: Un plan infalible

El plan era simple. Meter en la olla todo lo que encontrara en la cocina y dejarlo cocer. Cuando ella llegara, él lo serviría medio frío. Entonces se sentarían a comer y, como estaría incomible, discutirían y por fin podría romper su compromiso con ella.
Pero cometió un error: no lo probó. Estaba bueno. Muy bueno, de hecho. Ella le miró a los ojos y, sonriendo, le dio las gracias por cuidarla a pesar de todo. Él se dio cuenta de que, en realidad, no la quería dejar. Lo que de verdad deseaba era cuidarla. Quería verla feliz.
Entre cucharada a cucharada se intercambiaron sonrisas y miradas cómplices hasta que, a la vez, los platos quedaron vacíos. Recogieron la mesa y fregaron los platos juntos, hablando entre risas de todas las cosas que antes los habían separado y que ahora veían que eran tonterías. Por primera vez en mucho tiempo, se dieron las buenas noches con cosquillas.
En un rincón, el Cupido cocinero observaba la escena contento. Aquello era un trabajo bien hecho.

(Las tres palabras aleatorias que han desencadenado esta historia han sido amor, romance y guiso)

viernes, 16 de enero de 2015

Hay que llegar como sea

Se había dormido. El despertador no había sonado y se había dormido. O quizá sí había sonado y no lo había oído. En cualquier caso, iba a llegar tarde. No podía llegar tarde. No quería ni pensar en lo que ocurriría cuando le viesen entrar por la puerta jadeante y sudoroso y, encima, tarde. Imaginar la bronca de su jefe hizo que un sudor frío le bajara por la espalda.
Miró el reloj. Quizá, si no se paraba en ningún semáforo, aún podía llegar. Corrió aún más. Corrió por la acera esquivando peatones, mascotas y mesas de bares.
Escuchó una sirena y giró la cabeza. No llegó a ver de dónde venía. Cuando volvió a mirar adelante, una farola se había plantado frente a él y chocaron. Sus mochila llena de informes salió volando, se abrió y los documentos que contenía se esparcieron en la calle, mojándose, manchándose y arrugándose.
Atontado, tardó unos segundos en entender lo ocurrido y, cuando lo hizo y vio aquel desastre, se levantó y empezó a recogerlo todo. No había ni uno sólo papel salvable. Tendría que volver a imprimirlo todo. El ordenador portátil había caído a la calzada y al menos un par de coches lo habían aplastado. El desastre era de tal tamaño que no tenía solución y, sorprendentemente, se dio cuenta de que no le importaba. Es más, se alegró. Había dedicado días a deglutir la información y vomitarla sobre aquellos papeles en forma de textos y gráficos. Llevaba meses odiándolos. Ahora se daba cuenta de que no los aborrecía a ellos sino lo que representaban. Tiempo perdido en cosas que no lo daban nada. Tiempo estresado por cosas que, en realidad, no le importaban. Tiempo que había desperdiciado aborreciéndose con cada centímetro de su cuerpo.
Por eso verlos allí tirados le quitó un peso de encima. Aquel suceso haría que otros dieran por él el paso que él no se había atrevido a dar. Lo despedirían. Le obligaban a ser libre de nuevo.
Tuvo un cierto vértigo al pensar en lo que tenía por delante. Lo primero, el miedo a no llegar había desaparecido. Aquella farola se lo había robado.

(Las tres palabras aleatorias que han desencadenado esto has sido pánico, robo y farola)

viernes, 9 de enero de 2015

Impaciencia

Sin saber por qué, le di un puñetazo a la máquina. Quizá fue la impotencia por entender que no podía hacer nada. Sabía que no conseguiría nada golpeándola, zarandeándola o insultándola, pero lo hice porque no veía más opciones. Había llamado al teléfono de incidencias, pero una voz mecánica informaba que el número no existía.
Estaba helado, me moría por tomarme algo caliente y aquella maldita máquina se había tragado mis últimas monedas. No parecía tener ganas de darme un café a cambio.
Con rabia, la empujé una última vez. La máquina se balanceó e hizo un ruido extraño. ¿Se había puesto en marcha? Exultante de felicidad, la abracé y ella, desequilibrada, se abalanzó sobre mí.
Salí de mi cuerpo que había quedado completamente aplastado.
- ¿En el otro lado hay buen café? - le pregunté a la figura encapuchada que observaba un hilito plateado que me unía con los restos de mi cadáver. Con un movimiento suave de su guadaña, lo cortó.
- ESO DEPENDERÁ DE LO QUE QUIERAS CREER - dijo la Muerte -, PERO NO ESPERES GRAN COSA. VEN, SÍGUEME.
- Cualquier cosa será mejor que el brebaje marrón de esa máquina - le dije mientras la seguía, sin dejar de pensar que, en realidad, ya no me apetecía tanto un café.

lunes, 5 de enero de 2015

Literalmente

- Este se va a enterar de lo que vale un peine - dijo lanzando el teléfono móvil dentro del bolso mientras caminaba hacia la salida. Era una amenaza, una sentencia, una promesa que cumpliría como fuese.
- ¿En qué modelo había pensado? - preguntó el vendedor con una sonrisa, oliendo una venta -. Tenemos muchos diferentes.
- ¿Cómo? - contestó ella sin entender.
- Acaba de decir que necesita un peine.
- ¿Me está tomando el pelo?
- No lo necesito - dijo enseñando las manos -. Su pelo es suyo. Yo tengo el mío.
- ¡Era una forma de hablar! - gritó ella empezando a perder el hilo de sus pensamientos -. Déjeme en paz o se le va a caer el pelo.
- No se preocupe por mi cabello - insistió el dependiente señalándose la cabeza -. Uso una excelente loción. ¿Ve que sano y brillante lo tengo? La tenemos a buen precio.
- ¡Está loco! - gritó ella, intentando esquivarlo -. ¡Se le va la cabeza!
- ¿Hacia dónde? - dijo el dependiente, girándose.
La mujer aprovechó el despiste del vendedor para salir corriendo. Tenía una nueva promesa: no le compraría a aquel tipo aunque las ranas criaran pelo. La fijó en su cabeza a fuego y sangre, indeleble. Imborrable. La grabó tan fuerte en su cabeza, que le hizo olvidar la anterior.

viernes, 2 de enero de 2015

Convivencia

El mensaje era claro, conciso, breve y letal: "NO INSISTAS", decía. Una nota escrita con sangre clavada en cada una de las puertas del bloque de apartamentos. Un ultimatum dedicado a los que siempre tenían una opinión sobre su vida.
Porque todo tiene un límite. Porque tras un año entero en que cada día le preguntaban lo mismo estaba harto. Porque no quería su ayuda. Porque si desde que ella se había ido había decidido llenar su soledad con basura, era algo que no le importaba a nadie más que a él.